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lunes, 19 de noviembre de 2007

El humo que cegaba tus ojos: el divorcio de jazz y nicotina


Una escena del pasado

Observa la foto de tu izquierda, donde Dexter Gordon echa unas bocanadas con gesto relajado, su saxo tenor en el regazo, la partitura apartada, la viva imagen del trabajo cumplido, un alto en el camino para tomar resuello. La estampa rememora un pasado ya lejano. Y no tanto por el blanco y negro, las hechuras demodés de su traje, tampoco por ese sombrero desfasado: pertenece claramente al pasado por esa humareda que alumbra la luz cenital en rizados arabescos. Hoy en día no hay estudio de grabación que permita tal atrevimiento, y cada vez son más escasos los escenarios donde el tabaco no esté totalmente vetado. No descubrimos nada si decimos que no siempre fue así.

Jazz y nicotina, un matrimonio feliz

El jazz en origen tuvo siempre, por la influencia de sus mil afluentes, un pie puesto en la transgresión, en el bar de mala muerte, el ambiente bastardo, la atmósfera enrarecida, el alcohol, el tabaco y las drogas. Compartía con el blues y el R&B horarios intempestivos, mala vida y el aura tan atractiva como peligrosa de todo lo que escapa a la luz del día y ha de disfrutarse al abrigo de la noche. Estaba presente en las salas de baile, sí, en la radio, sí, y algunas estrellas traspasaban la frontera de lo oculto y aparecían envueltas en oropel para el consumo del gran público, pero la gran familia del jazz parecía gustar de transitar por la fina línea que separaba el arte de la debacle, parecían hallarse a gusto en la creación al borde del abismo. Para ellos el tabaco era el menos relevante de sus vicios y el menor de sus problemas.

A todo esto debemos añadir que además de su tendencia a la vida disoluta, el jazz ha sido una de las exportaciones culturales destacadas de los poderosos Estados Unidos, que durante varias décadas parecían empeñados en convertir al planeta en un mundo sólo para fumadores. Galanes de cine, aguerridos cowboys, seductoras vampiresas y músicos de jazz poblaron el imaginario de fumadores empedernidos, con escenas aún más sugerentes cuantas más volutas de humo flotaban por el aire. No había hombre de verdad ni ejemplo a imitar que no se echara cada poco la mano al bolsillo y encendiera un cigarrillo con ademán varonil. Tal vez el jazz fuera incluso un poco más allá, como prueba la enorme cantidad de fotografías de músicos fumando en el escenario o el descaro con el que aparecían en las portadas de sus discos agarrados a un pitillo.

No room for squares

Vistos con los ojos de un fumador empedernido del siglo XXI provocan envidia. Ahora nadie fuma en televisión, los músicos se abstienen de echar sus bocanadas en plena actuación, y en el cine un personaje fumador siempre es malo, requetemalo o aún mucho peor. Así pues, el divorcio entre nicotina y jazz parece haberse producido de forma inapelable, y cuando al que esto suscribe le han prohido fumar en alguna de las catedrales del jazz como el Village Vanguard o el Birdland neoyorquinos, sólo le queda pensar, mientras recorre la acera tiritando en pleno invierno, que o bien es un resistente o un chalado que no sabe amoldarse a los tiempos.







6 comentarios:

CLAUDIO VAL dijo...

hola...
la verdad el vinilo es un medio de archivo musical que ha demostrado su fidelidad en el tiempo...
saludos!

Gentileza de: Doctor Vinilo dijo...

Claudio, agradezco tu comentario. Algunos coleccionamos y mimamos esos viejos vinilos, otros como tú (por lo visto en tu blog, que recomiendo efusivamente) hacéis de él un soporte más vivo que nunca. Felicitaciones. Si no te importa incluiré tu link inmediatamente.

Me and Mini Me dijo...

Hola. Realmente me gustó muchísimo tu blog.Estuve leyendo un montón de cosas. Gracias por pasarte por el mio.
Te incluyo en mis "extras".

De verdad, me sorprendió gratamente.

Un ABrazo.

Me and Mini Me dijo...

Te agrego un comment por el Post sobre la nicotina y jazz.

Leyendote, tuve una reminisencia con el Tango Argentino de la vieja guardia.
Sobre todo cuando hablas, de alcohol, drogas y cigarrillos.
Es enorme la cantidad de tangos que hablan sobre drogas por ejemplo. Los cantautores viejos, eran más bien sufridos y tomaban cocaína y opio. En una época en donde los inmigrantes estaban a la orden del día. Te hablo de principios del 1900.

Y sobre el cigarrillo, que decir. Un fumador y músico te habla y viví la transformación (que se dió hace sólo un año o dos acá en Buenos Aires) de la veda para fumar en lugares públicos. Hasta en Camarines o detrás del escenario está prohibido.

Seguimos la corriente de Estados Unidos. Primero te lo impone para realzar tu masculinidad. Luego te lo quita, para realzar que estás enfermo y eres un adicto.
En fin.
Nada más.
Perdón por la extensión.

Saludos desde Buenos Aires.

Gentileza de: Doctor Vinilo dijo...

Gracias me (& minimi) por ese comantario extenso y tan informativo. Espero veros pronto de nuevo por aquí.

Un abrazo

Gentileza de: Doctor Vinilo dijo...

Por cierto, no todo van a ser desventajas con la nicotina. Aparte de ser un activador importante de los neurotransmisores (de unos más que de otros) es un insecticida muy eficiente. Si eres fumador y amante de las plantas y tienes invitados indeseados que se las zampan, puedes ir tirando las colillas en una botella dotada de aspersor y rellena de agua. Cuando el agua haya tomado ya un asqueroso color marronáceo pulveriza con él las plantas a preservar, y te garantizo que las plagas se mantendrán a distancia. Todavía no tengo receta efectiva para suegras, visitas intempestivas ni cobradores del frac, pero estoy en ello.

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