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domingo, 9 de diciembre de 2007

El Dr. Arthur Lintgen y la "vinilovisión".

La vinilovisión

Este sujeto con aspecto de oficinista concienzudo o burócrata anodino responde por Arthur Lintgen, nacido en 1942, doctor en medicina diagnóstica y residente en Pennsylvania, aunque es más conocido por poseer una extraña habilidad, consistente en adivinar, o más bien "leer", el contenido musical de cualquier disco de vinilo que le pongan en las manos con solo mirarlo. Es el por ahora único poseedor de lo que se ha bautizado, no sin cierta rechufla, como Vinilovisión. Como es natural, todo esto tiene su explicación.

El Dr. Lintgen descubre sus poderes

Allá por 1977 el Dr. Lingten fue invitado a una fiesta (no creemos que por ser un party animal precisamente), donde a la hora en que los presentes ya llevaban algún Dry Martini de más, y conociendo su afición a la música clásica y su bagaje audiófilo, le retaron a que reconociera a ciegas las sucesivas composiciones que le iban presentando. Se resístió desdeñosamente a ello, pues afirmaba conocerlo casi todo, más aún lo que podría haber en la casa de sus anfitriones, pues tampoco parece que fueran poseedores de una colección impresionante. El reto fue a más, y se le empezaron a mostrar discos y más discos sin ni siquiera hacerlos sonar como pago a su presunción, y para sorpresa de todos, él mismo incluido, fue capaz de reconocerlos con sólo ver el vinilo hasta la galleta central, que se le ocultaba para no ofrecer pistas. Una vez pasada la primera perplejidad y agotadas las bromas y risas sobre esa extraña capacidad, el Doctor Lintgen quedó convencido de que en verdad poseía un poder excepcional que retaba toda lógica. Había descubierto la Vinilovisión.

Poderes paranormales

La noticia sobre la inusitada capacidad del Dr. Lintgen fue corriendo primero entre conocidos, más tarde a la prensa local, de allí a los medios nacionales, y finalmente llegó a oídos del Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones Paranormales, un organismo especializado en someter a juicio a mil y un supuestos videntes, expertos en telequinesia y telepatía, magos y similares, con la intención declarada de desenmarcarar a los farsantes y librar al mundo de charlatanes. Así pues, en 1981 el Dr. Lintgen se sometió a una prueba controlada para averiguar qué había de cierto en sus poderes. El doctor sólo puso una condición: los vinilos debían ser de música clásica, concretamente sinfónica, y de Beethoven en adelante. Para sorpresa del comité, acertó el nombre de la composición, y algunos datos escalofriantes por lo detallados, de los 20 discos que se le presentaron, incluso con apuntes del tipo: "Esto es la Sexta de Beethoven, pero incluye algo más al final. Ah, sí la Obertura Prometeo", o "Queréis engañarme, La Consagración de la Primavera de Stravinsky ya me la habéis enseñado en una grabación diferente". Cuando la admiración llegó al paroxismo fue cuando el doctor Lingten añadió: "Y la segunda es de una orquesta alemana". ¿Cómo podía saber todo eso simplemente mirando el vinilo?
Una mezcla de cultura y física aplicada

El mismo doctor ofreció una explicación sencilla e inesperada a un tiempo. Según sus propias palabras, no se trataba de poderes mágicos sino de un cóctel de dotes de observación y a amor a la música. De todos es sabido que a simple vista un disco de vinilo no es uniforme, sino que algunas zonas aparecen más brillantes, otras más oscuras, unas áreas muestran un tono gris o casi totalmente negro, otras plateadas a la luz. Esto se corresponde a la profundidad de los surcos, la separación entre ellos y los altibajos propios de las diferentes dinámicas de la música que contienen, que a su vez se traducen en más graves o más agudos, mayor volumen (las zonas más brillantes) o menos (las zonas más oscuras), y ayuda a diferenciar la duración de los pasajes, los timbres generales o en un nivel de mayor detalle las diferencias entre percusiones, líneas de bajos o estridentes metales. Así pues, Lintgen sólo tenía que echar un vistazo a tales parámetros, rebuscar en su amplia memoria musical y hallar una correspondencia entre las dinámicas que el vinilo le mostraba y sus vastísimos conocimientos de la música clásica sinfónica. Aún así, también añadía deducciones propias, que explican que pudiera reconocer como alemana una orquesta. Con sólo sostener el vinilo entre los dedos advertía que los bordes cortados hacia arriba eran un signo distintivo de Deutsche Grammophon, y sabedor de la fecha aproximada de la grabación por la calidad del acetato y su gramaje, y convencido de que por aquellas fechas la discográfica sólo grababa con orquestas del país, se aventuró a una respuesta tan detallada. De modo que los poderes del Dr. Lintgen no era para nada paranormales, sino tal vez un tanto anormales por extravagantes. De hecho, en cierta ocasión afirmó: "La grabación es digital. En los surcos entre movimientos realmente no hay NADA". Ver para creer.

Orgullo y prejuicio
A la vista de las explicaciones aportadas por el propio Dr. Lintgen no me extraña que sus poderes se limitaran a la música sinfónica, pues entre otras cosas las composiciones son más extensas, permitiendo observar más diferencias dinámicas entre ellas y comparar las duraciones de los movimientos. Tampoco que solicitara obras posteriores a Mozart, pues tanto éste como Vivaldi o Bach, por poner unos pocos ejemplos, seguían estructuras más repetitivas del tipo Allegro-Adagio-Presto que se prestaban a mayor confusión. Por otra parte, a la vista de Stockhausen declaró: "Esto no es música", y ante un LP de Alice Cooper tachó su contenido de "guirigay caótico", de modo que el doctor, a pesar de su audiofilia, tenía sus prejuicios sobre lo que debía ser considerado digno de audición. Y desde aquí animo a los lectores a hacer la prueba. Tomad algún disco de vinilo que conozcáis con detalle e id probando las correspondencias entre el aspecto del disco y su sonido. Al poco sabréis hallar directamente pasajes concretos, cosa que los DJ's más expertos en vinilo saben desde hace décadas.

A pesar de todo, la historia de este personaje creo que le hace merecedor de que sus poderes se relaten, pues es el único e incontestable poseedor de la Vinilovisión. En mis fantasías le saludo con un afable: "Sr. Lintgen, ¿ha leído algún disco interesante últimamente?"


1 comentario:

Me and Mini Me dijo...

Buenísimo e Increíble lo que podía hacer este señor!!

Saludos!

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo